Tras el recital de paradas frente al Alavés, Thibaut Courtois le hizo saber al madridismo y, sobre todo, a Carlo Ancelotti que está preparado para la final de Wembley
La gran duda de cara a la final de la Champions en clave madridista se encuentra en la portería. Ancelotti debe elegir entre un Lunin que ha llevado a cabo una temporada espectacular y, muy probablemente, se encuentre ante la única final de UCL que pueda jugar en su carrera; o un Courtois que, tras lesionarse antes del comienzo de temporada, ha logrado recuperarse a tiempo para ponerle las cosas muy difíciles a Carletto.
En la rueda de prensa previa al choque frente al Alavés, el técnico italiano evidenciaba su gran duda exponiendo que: «por un lado hallo a un Lunin que les había llevado hasta allí y estaba haciendo una grandísima campaña; y, por otro, encuentro a un Courtois que, a pesar de venir de una lesión muy grave, no ha dejado de ser el mejor portero del mundo».
Courtois se reivindica con una exhibición
Más allá de la decisión que debe tomar Ancelotti, la gran duda en el madridismo era si realmente Courtois estaría recuperado al 100% y, sobre todo, tendría el ritmo de competición suficiente para disputar ni más ni menos que una final de Champions. Para todos aquellos que tuvieran la más mínima duda, les recomiendo que observen con detenimiento el partido de ayer y disfruten del regreso del mejor arquero del planeta.
Paró, paró y volvió a parar, pero, sobre todo, transmitió una seguridad total al equipo. El belga erigió un auténtico muro en la meta madridista y ningún atacante babazorro fue capaz de penetrarlo. Courtois hizo paradas de todo tipo: estiradas, haciendo gala de reflejos, haciéndose fuerte en el juego aéreo en córners o balones parados… La más destacada de todas ellas fue la que logró sacarle a Hagi tras un remate seco del jugador del Alavés dirigido a la cepa del poste. En ese momento, el Bernabéu, en un partido de auténtico trámite para los blancos, volvió a rugir, ovacionando al belga y haciéndole saber al planeta fútbol que el mejor portero del mundo está de vuelta.
Thibaut Courtois, una historia de superación
La temporada para Thibaut ha sido dura, muy dura. El guardameta del Real Madrid ni siquiera pudo comenzar la temporada con los blancos, ya que se rompió el cruzado en un entrenamiento. He ahí el comienzo del calvario de Courtois. El belga sufrió, lo pasó muy mal, pero con el cariño del madridismo y el apoyo incondicional de su gente fue capaz de levantar la cabeza, pensar en positivo en la medida de lo posible y luchar por un único objetivo: volver mejor que nunca. Thibaut trabajó y trabajó, acortó plazos y consiguió reincorporarse a los entrenamientos mucho antes de lo previsto. Sin embargo, el fútbol volvió a cebarse con él y, precisamente, cuando estaba a punto de volver a entrar en una convocatoria muchos meses después, volvió a caer lesionado rompiéndose el menisco de su otra rodilla.
Cualquiera, en un contexto tan sumamente desfavorable, se habría venido abajo, pero si algo caracteriza a Courtois es su mentalidad; la mentalidad de un ganador; la mentalidad de alguien capaz de elegir el lado bueno de la historia; la mentalidad, en definitiva, de un chico que en vez de venirse abajo siguió focalizándose en recuperarse de nuevo y lo acabó consiguiendo. El belga ha llegado justo a tiempo para poder levantar su segunda Champions con el Real Madrid. Ahora, veremos qué decisión toma Carletto, pero sea la que sea nos alegramos de que don Thibaut Nicolas Marc Courtois, el mejor portero del mundo, haya conseguido anteponerse a todas las adversidades y vuelva a hacernos disfrutar de sus paradones para volver a llevar al conjunto de Chamartín a la cima del fútbol mundial.