El pinchazo del conjunto blanco en Mallorca ha hecho encender todas las luces de alarma en el madridismo por ver a un equipo falto de ideas y, tal vez, algo confiado
El ansiado fichaje de Kylian Mbappé y la continuidad de la columna vertebral del cuadro dirigido por Carlo Ancelotti, a excepción de Toni Kroos, permitía a la parroquia merengue soñar con una temporada absolutamente histórica y hacía temblar a todo el antimadridismo, conscientes de que muy probablemente se avecinaran tiempos difíciles para ellos.
Este equipo cuenta con el mejor portero del mundo bajo palos; una defensa compuesta por Antonio Rüdiger, el mejor central del planeta la pasada campaña, Militao, que en la Supercopa pareció haber recuperado su mejor versión, Mendy, que es un auténtico seguro de vida defensivamente, y Dani Carvajal, candidato indiscutible al Balón de Oro; un centro del campo absolutamente generacional formado por los Camavinga, aunque ahora esté lesionado, Tchouaméni, Valverde, Bellingham, Modric…; y un tridente de ensueño como es el que protagonizan Vini Jr, Kylian Mbappé y Rodrygo Goes, al que podríamos sumar otros grandes nombres como Arda Güler, Brahim Díaz o Endrick que, viendo su potencial, podrían ser titulares en cualquier equipo del mundo.
Una plantilla así parece ciertamente complejo que pueda tener algún contrincante que pueda derrotarle o, al menos competirle; sin embargo, existe un factor extradeportivo que podría ser el peor enemigo o el gran rival de este Real Madrid llamado a marcar una época en el mundo del fútbol: el favoritismo.
Humildad, unión y compromiso, las claves del éxito del Real Madrid
A lo largo de la historia, y a pesar del legado inigualable del club de Chamartín, el Real Madrid jamás ha ostentado un favoritismo tal como el que se le presupone en estos momentos. Toda la prensa internacional da por hecho que el conjunto blanco levantará todos los títulos posibles esta temporada y no solo eso, sino que lo hará ganando holgadamente a sus rivales.
Esta percepción de superioridad frente al resto de rivales ni mucho menos puede calar en el vestuario blanco, sería el mayor de los peligros para esta plantilla. Tengan en cuenta que, ni siquiera el pasado año, con 14 ‘Orejonas’ en las vitrinas de Chamartín (que ya son 15), los merengues partían como favoritos en su competición fetiche. Siempre se habla del Bayern, City e, incluso, PSG como eternos candidatos a una competición que los blancos dominan a su antojo. Pues bien, este rol de «tapado» sienta muy, pero que muy bien al Real Madrid. La desconfianza en el equipo y el hecho de darles por muertos una y otra vez ha hecho que este club resurja de sus propias cenizas, eche mano de la épica y deje boquiabiertos a todos aquellos que nunca creyeron en ellos.
Sin embargo, esta temporada el papel del ‘Rey de Europa’ es el contrario. Parece obligado a ganar la décimo sexta, además de arrasar en LaLiga y la Copa del Rey. Esta presión no es ni mucho menos beneficiosa para un vestuario que debe seguir siendo una familia a pesar de la constelación de estrellas que habitan en su interior y trabajar como siempre con tres consignas claras: humildad, unión y compromiso.