Joselu Mato besándose el escudo I Imagen: OneFootball
En las últimas horas se ha oficializado el fichaje de Joselu Mato por el Al-Gharafa SC, dejando un vacío irremplazable en la afición madridista
Dicen que el secreto de las estrellas fugaces es, precisamente, el hecho de ser efímeras, su fugacidad. Si duraran para siempre, si pudiéramos verlas cada día, no generarían tanta expectación. Por eso mismo, como todo lo bueno en esta vida, tiene su final. En el ámbito futbolístico, esta realidad se traduce con la premisa de que ningún aficionado a este deporte debería enamorarse nunca de un cedido, pero contigo, Joselu, fue imposible.
Fue imposible porque tu amor por el Real Madrid venía de mucho antes de que regresaras al club; fue imposible porque en tu presentación a todos se nos escapó una lagrimilla viéndote cumplir tu gran sueño; fue imposible al ver cómo cada vez que defendías esa camiseta lo hacías con una entereza y una pasión digna del mayor madridista que ha pasado jamás por el club de Chamartín; fue imposible al ver cómo, aun sin tener todos los minutos que seguramente merecías, jamás pusiste una mala cara y expusiste una felicidad plena, la felicidad de alguien que está viviendo un sueño, su sueño; fue imposible al verte acudir al rescate de tu Madrid ante el Bayern para guiarnos hacia Wembley; y, sobre todo, fue imposible porque no existe ni un solo madridista en la faz de la tierra que no se conmoviera al ver que aquel chaval que hacía dos años acudía a París, como un madridista más, a animar a su equipo en la final de la Champions, levantaba una ‘Orejona’ en la que él había participado como uno de los grandes protagonistas en la consecución del título.
Carta de despedida a Joselu Mato
Cuando saltó la noticia, si te soy sincero, no me lo podía creer. Al principio, me dio rabia y no acababa de entender tu decisión. ¿Por qué ahora? Por qué no aguantar un año más, seguir haciendo historia en este club al que tanto amas y retirarte aquí como, seguramente, siempre soñaste. Pero luego entendí que, tal vez, la retirada de Kroos te hizo reflexionar y darte cuenta de que, tal vez, no existía mejor final que este. Cumpliste tu sueño y no solo eso, sino que lo mejoraste con creces. Y, ahora, por mucho que duela, porque sé que te duele y que para ti no estará siendo fácil, toca decir adiós. Aunque, a decir verdad, tratándose del Real Madrid y de ti, don Joselu Mato, esa palabra no tiene cabida. Es imposible que exista un adiós entre un futbolista que siempre llevará en su corazón este escudo y un club que jamás olvidará como su hijo pródigo volvió a casa con un objetivo más allá de cumplir su sueño, llevar la décimo quinta Champions a las vitrinas de Chamartín. Así que, mejor digamos hasta luego o hasta siempre.
A nivel personal, Joselu, me gustaría agradecerte tu cercanía en todo momento. Ni siquiera el mejor director de Hollywood habría sido capaz de guionizar esta historia. Pocos días después de que se oficializara tu fichaje por el Real Madrid, de pura casualidad me encontré contigo en un centro comercial y tu simpatía y amabilidad conmigo me demostró que tú sabes mejor que nadie lo que es estar al otro lado, sentir el Real Madrid como yo lo siento, como tú lo sientes. Posteriormente, tuve la oportunidad de cubrir tu presentación acreditado y allí confesaste estar viviendo el mejor día de tu vida. A partir de entonces, nos hemos ido encontrando en distintas concentraciones de la selección o entrenamientos en Valdebebas, pero esta narrativa no pudo tener un final mejor que pudiéndote entrevistar en la zona mixta después de haberte proclamado campeón de Europa con el club de tus sueños. Te pregunté qué mensaje le mandarías a todos esos niños que, como tú en París, hubieran acudido aquella noche a Wembley a ver cómo su Real Madrid levantaba la décimo quinta; y tú respuesta, a buen seguro, inspiró a muchísimos chavales que se ven reflejados en ti y que sueñan con ser algún día como Joselu Mato.
Hoy, después de todo eso, toca despedirte y me gustaría hacerlo dándote las gracias. Gracias por haber representado los valores de este club mejor que nadie; gracias por haberlo dado todo en cada minuto que has jugado con la camiseta del Real Madrid; gracias por ser un orgullo, un orgullo no solo para tu mujer, tus hijos y tus familiares, sino también para todos los que hemos tenido el placer de verte jugar con la camiseta del Real Madrid; y, sobre todo, gracias porque si el madridismo es un sentimiento, tú eres su personificación. Esta siempre será tu casa, nunca lo olvides. Te estaremos eternamente agradecidos.
Este artículo lo firma un servidor, pero podría firmarlo cualquier madridista que tenga el honor de decir que vio jugar a don Joselu Mato.
