La intrahistoria de una celebración inolvidable

El Real Madrid celebró su trigésimo sexto título de liga por las calles de Madrid, con su gente, en un día para el recuerdo de jugadores y aficionados

El pasado 12 de mayo será una fecha muy especial para el madridismo. Muchos de los aficionados desplazados a Cibeles, el Ayuntamiento o la Sede de la Comunidad de Madrid jamás olvidarán aquel día en el que pudieron ver a sus ídolos e, incluso, los más afortunados lograron fotografiarse con ellos o conseguir algún autógrafo. Asimismo, esta ilusión y felicidad fue bidireccional, puesto que los jugadores disfrutaron más que nadie la celebración. Para muchos de ellos era su primera vez en Cibeles y, después de vivir todo aquello, tomaron consciencia de que el 1 de junio debían agrandar su legado con esta camiseta para continuar la fiesta, ahora sí, a lo grande.

En este artículo repasaremos los momentos más memorables de dicha celebración y algunos detalles que tal vez se le escaparon a muchos madridistas y resulta interesante y llamativo que conozcan. Sean madridistas o no, háganme caso y sigan leyendo, porque lo ocurrido el 12 de mayo por las calles de la capital española no solo fue una fiesta para el madridismo, sino también para el fútbol en general.

Lo que no se vio de la celebración del Real Madrid

La fantástica cobertura de Real Madrid TV, TeleMadrid y otros muchos medios que acudieron a cubrir el evento permitieron que los aficionados, desde sus casas, pudieran vivir prácticamente en primera persona la celebración de los suyos. Sin embargo, hay pequeños detalles que pasaron inadvertidos y, muy probablemente, marquen la diferencia a la hora de entender la unión como vestuario y la grandeza de este grupo de futbolistas como personas. Así pues, sin más dilación, vamos con ello….

El madridismo no vio cómo Bellingham y Alaba, en la entrada a la Sede de la Comunidad de Madrid, rompieron el protocolo para cumplir el sueño de una niña, fotografiándose con ella. El madridismo no vio los nervios y la timidez de Vini Jr, en el balcón, al escuchar cómo su gente, por fin, le devolvía todo lo que ha hecho él por este club coreando: «¡Vinicius Balón de Oro!». El madridismo no vio cómo, apenas unos minutos antes, el brasileño reconoció a ese joven periodista que hace unos meses al que respondió hace unos meses en la rueda de prensa previa del España – Brasil por la lucha contra el racismo, haciendo de ese chico el muchacho más feliz del mundo. El madridismo no vio cómo el ya célebre Antonio «un poco loco» Rüdiger, después de hacerle saber al madridismo que «el loco ya estaba aquí» y mandar un mensaje contundente: «¡Vamos a por la 15!», concluyó haciendo un sonido extraño al micro para evidenciar que su show acababa de comenzar. El madridismo no vio cómo el propio Rüdiger, al subirse al bus que les conduciría a Cibeles, quedó sorprendido por cómo los policías iban a caballo y les saludó a todos ellos. El madridismo no vio cómo Modric realizó su penúltimo truco, teniendo el detalle de saludar y hacer feliz a un chaval que siempre estuvo en su barco y afirma sin miedo a equívoco que Luka es el mejor centrocampista de la historia. El madridismo no vio cómo los ojos de Ceballos transmitían un «¡cómo voy a echar de menos esto!». El madridismo no vio cómo a Kroos se le escapaba una sonrisa al escuchar el «¡Modric quédate!» entre la afición madridista, con la esperanza de que su gran socio pudiera replantearse su continuidad. Y, sobre todo, el madridismo no vio cómo todos y cada uno de los jugadores disfrutaban de todos estos pequeños detalles, eran felices, felices juntos, felices con su gente… felices por saber que en apenas unas semanas estarán de vuelta.

El «sueño» de Ancelotti y la admiración entre Vini y Bellingham

Finalmente, cabe concluir este artículo con dos momentos que definen a la perfección esta plantilla. En primer lugar, las palabras de Carletto en Cibeles. El italiano, al coger el micro ante su afición, les hizo saber que les quería y, justo después, desveló su gran sueño… ¡bailar con Camavinga! Puede resultar anecdótico o gracioso, pero este gesto y el posterior baile de toda la plantilla hace saber al mundo entero que, tal vez, esa gran gestión de vestuario que muchos han utilizado para minusvalorar la labor de Carlo Ancelotti, haya resultado clave para hacer de esta plantilla el mejor equipo del mundo.

Por otra parte, el segundo gran momento que nos deja el festejo merengue, sin lugar a dudas, es la entrevista de Jude Bellingham y Vini Jr. El inglés, como ya había hecho cada vez que cogió el micro en la celebración, se soltó con el español ante el micro de su «amigo» Victorio Calero y reconoció estar muy feliz al lado del mejor futbolista del mundo. Al escucharlo, Vini no pudo evitar sonreír y, rápidamente, tomó la palabra para enunciar que no, que el mejor era Jude. Esta entrevista no solo enamora al madridismo, también calla muchísimas bocas. Qué dirán ahora todos aquellos que aseguraban que existían celos entre ambos; qué argumentarán en estos momentos los que afirmaban que se envidaban… véanse la entrevista y entiendan que la clave del éxito entre los dos mejores futbolistas del planeta reside en su humildad, respeto y, sobre todo, en la admiración que existe entre ambos.